Skip to main content
Estatua de Cristiano Ronaldo. Museo CR7 de Madeira

Me cambio de nombre o de país

En la era en la que todas las opiniones valen, y todo el mundo es conocedor, o incluso experto, del derecho tributario y de la fiscalidad aplicable a los futbolistas, empezamos a ver de continuo a personajes públicos en las noticias de las tres, y no precisamente en la sección de deportes o de sociedad.

No hay en España ahora un plan de control tributario contra las lámparas que atraen a los mosquitos. Ni contra los que se llamen Cristiano. No es cierto. Y él no está ahí por llamarse Cristiano. Si se llamara Manolo y hubiera montado distintas sociedades en paraísos fiscales con una estructura sin sustancia también estaría ahí. Si la inspección pensara que Argimiro solo tiene empresas en el exterior para tributar menos también estaría ahí. Nosotros tenemos en el despacho a personas cuyo nombre es tan sencillo como Salvador, Juan, Vicente… y también están ahí.

No es cuestión de nombre, es cuestión de hechos. Crear estructuras empresariales sin que exista una finalidad económica detrás, es decir para pagar menos impuestos, es lo que se suele denominar como fraude fiscal.
Tampoco es casualidad, que esas empresas se instalen en países con los que España no tiene firmados Convenios para evitar la Doble Imposición, por tanto, la información (y el dinero) depositada en esas empresas es opaca para la Hacienda Española.


Existe una cierta tendencia a pensar que esto no es culpa de uno mismo, pero lo cierto es que cuando se cumplen 18 años y no tienes mermadas tus capacidades intelectivas, los jueces son reticentes a pensar que otro gobierna tus actos, ya que para eso hay reguladas en el Código Civil distintas figuras.
Pagar impuestos no es una de las aficiones favoritas de los españoles, según observamos en las encuestas del CIS, pero es necesario para mantener el pseudo ‘Estado del Bienestar’ al que, como mínimo, debemos aspirar.


Podemos aprovechar este mes de agosto para reflexionar sobre nuestros actos, en general, y en ese pensamiento debe ir incluido un rato sobre nuestra contribución solidaria al presupuesto nacional en función de nuestra capacidad económica real. Si todos, tras unos minutos interiorizando esta cuestión concluyéramos acerca de la justicia de contribuir, es posible que todos pagáramos menos impuestos, ya que sabemos que algunos pagamos lo que otros no pagan.


En fin, nosotros no tenemos ni idea de lo que ha pasado con Cristiano, por lo que no podemos opinar, si bien, como opinar es gratis no pensamos que él tenga el elemento volitivo necesario para que esto salte de ser materia administrativa a penal. Lo que sí tenemos claro es que se llame como se llame el obligado tributario hay determinados aspectos de un expediente que hacen que se enciendan las alarmas de la AEAT, y por eso está ahí. Lo que sí nos parece fatal es que el resto de España sepamos que está ahí, esa lupa por la que está prejuzgado por mucha gente. Esto debiera ser un proceso en el que intervienen las partes, no los aficionados. Eso pensamos Laura y yo.