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¿Necesitamos un submarino?

La economía sumergida siendo una realidad en España y no parece que este problema tenga fácil solución. Los números de fraude fiscal son muy elevados, estando a la cabeza de la Unión Europea en esta materia. Mientras el gasto público es cada vez mayor, la Administración tributaria busca cada vez fórmulas más restrictivas para la obtención de ingresos.

 La economía española remonta, o eso parece. Se puede palpar en el ambiente un sentimiento de esperanza, que unos años atrás parecía perdido.  Los ciudadanos españoles empezamos a plantearnos nuevas inversiones, porque volvemos a confiar en un mercado que creíamos nos había fallado.

En consecuencia, parece que las cosas están cambiando. Pero, ¿está cambiando realmente nuestra manera de actuar ante la Administración Tributaria?

En este artículo hablamos de un tema controvertido, del que puede ser que al comentarlo con vuestros colegas os encontréis con opiniones diferentes y que sigue siendo una realidad; la economía sumergida.

Como datos objetivos, cabría indicar que se estima que la economía sumergida en España asciende a 168.000 millones de euros, lo que supondría un 16% del PIB[1]. De acuerdo con estos números, si en España se declararan los ingresos por todas las actividades que se realizan el déficit público sería ínfimo. La estimación de las pérdidas recaudatorias de la Hacienda Pública, ascienden a 26.000 millones de euros anuales.

Bien es cierto que la economía sumergida se va reduciendo con el paso de los años, debido a la aprobación de políticas más estrictas para la lucha contra el fraude fiscal, siendo paradigmática la limitación de pagos en efectivo, el aumento del número de delitos fiscales o la paulatina adquisición de conciencia sobre la obligación de contribuir.

Pese a ello, los datos son elevados, muy elevados, y seguimos estando a la cabeza de los países de la Unión Europea en materia de fraude fiscal.

Las bolsas de fraude suelen concentrarse en pequeñas empresas, empresarios individuales y profesionales, que por diversas razones y bajo diferentes justificaciones, deciden pagar lo justo, en términos de justicia para uno mismo y no para el resto de ciudadanos. No resulta extraño, ni descabellado, que hoy en día el fontanero te pregunte si hace la factura con IVA, aunque puede que sí le resulte extraño que le indiques que quieres pagar el impuesto correspondiente.

No sé quién es el culpable, pero estoy seguro de que no hemos encontrado una solución viable.

Es cierto que, en España, por tradición sociocultural, no existe una conciencia sobre la obligación de contribuir al sostenimiento del gasto público de acuerdo con nuestra capacidad económica. Más bien no entendemos, por qué tenemos que pagar tantos impuestos ya que, en retorno, no recibimos unos servicios públicos que sean equiparables a la presión fiscal que soportamos.

Parece que nos encontramos ante un problema estructural. Por un lado, los gastos públicos siempre van en aumento, y claro, necesitamos ingresos públicos para poder cubrirlos. Estos ingresos van aparejados a la recaudación de impuestos, pero el fraude fiscal, impide que se recauden todos los impuestos que se debieran. Así, para aumentar la recaudación y poder cubrir el gasto público creciente, se adoptan cada vez políticas fiscales más restrictivas como el incremento de las bases imponibles o la eliminación de reducciones y bonificaciones, que acaban soportando, en general, las clases medias.

 Deberíamos pensar en una solución en la que todos ganemos, win-win solution en el lenguaje de la negociación comercial, empezar por incentivar a los pequeños empresarios y profesionales a aflorar sus rentas, concediendo deducciones y bonificaciones reales y aplicables, que vayan más allá de una mera declaración de intenciones. Si la Administración da un voto de confianza a los contribuyentes puede que se sorprenda y estos empiecen tributar por todos sus ingresos. Por probar no se pierde nada y así, es posible que no necesitemos un submarino.

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[1] Noticia publicada por el diario ABC en su formato on line el pasado 16 de junio de 2017, como consecuencia de la publicación por parte del Consejo General de Economistas y Asesores Fiscales del REAF-REGAF del informe “Reflexiones sobre el fraude fiscal y el problema de las estimaciones 20 propuestas para reducirlo”. http://www.abc.es/economia/abci-hacienda-deja-ingresar-26000-millones-economia-sumergida-201706151216_noticia.html