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La Nochevieja y el Patrimonio

Atención empresarios y profesionales. Y público en general, pero sobre todo estos que he citado, ya que tienen una disposición mayor sobre su tiempo. En ocasiones para mejor y en muchas otras para peor. Se acerca la Nochevieja. El 31 de diciembre ya lo atisbamos. Y con ella el devengo de algún impuesto. Uno de los menos queridos por la gente de bien es el de Patrimonio (IP). Ese del que muchas veces se dice que se lleva a cabo con fines estadísticos.

Pero estadísticamente lo que está claro es que a muchos les toca rascarse el bolsillo. Y no se hace de querer porque es injusto. Y esto es así porque si uno se gasta el dinero en clubes de alterne y es un ludópata y no ahorra nada para su jubilación tiene más boletos para no tributar por él, que aquel que se porta bien, ahorra e intenta no costarle a las arcas del Estado cuando se hace mayor. Y esto puede ser que le pase año tras año. Y que pague sobre lo mismo que ya pagó. El día de la marmota en EE. UU.: y esto parece que hay mucha gente que aún no lo ve.

Bien, pues si usted es empresario o profesional y puede, a estas alturas del año, decidir si trabaja más o trabaja menos, debe acudir a un profesional a que le haga unas pruebas de cómo le va a salir a mediados del año que viene su declaración de IRPF y de IP. Y quizás ahí vea si debe seguir trabajando o, paradójicamente, le interesa frenar, descansar y el año que viene arrancar con fuerza. No digo que deje de facturar, ahí el devengo ya se habría producido. Me refiero a que no genere, a que tome fuerzas. De este modo, a lo mejor el famoso límite de la cuota íntegra que relaciona ambos impuestos opera. Y le permite, ganando menos dinero con su actividad, ahorrar muchos euros en el conjunto anual, ya que la tributación será menor. Parece algo incluso absurdo, como lo es, en mi opinión, este impuesto.