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Un par de días antes de decretarse el estado de alarma

Un par de días antes de decretarse el estado de alarma (que extraña e indebidamente se anunció un día antes de decretarse) tuve la suerte de compartir una hora y media con compañeros de clase de mi hija Lucía en el Colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús en Valencia. Nos invitaron a varios padres (y madres, como parece que hay que decir ahora) a charlar con ellos y contarles algunos aspectos de nuestra vida profesional. Fue un tiempo muy agradable en el que ves el reflejo tuyo hace treinta años. Ciertas dudas sobre si acertaré en la carrera que escoja, si será lo que más feliz me haga en mis horas de trabajo y cuestiones que todos nos hemos planteado en algún momento de nuestras vidas.

Hoy seguro que muchos de ellos están reflexionando sobre lo que es la vida en este momento tan duro que nos toca vivir. Ahora son estudiantes en confinamiento, una especie que en España no habíamos visto hasta este mes de marzo de 2020. Un aislamiento de todo punto necesario para tener un futuro, que con las ganas que vimos estoy seguro es prometedor. Porque todo pasa y todo llega, y su momento llegará.

Yo, que esa mañana no fui tan brillante como los demás oradores, incidí en dos cosas para labrarse un mañana, conocimiento y esfuerzo, esas son las claves que no hay que perder de vista. Todo cuesta y ese día a día también es bonito, porque el camino cuenta y hay que disfrutarlo, y tras un trabajo duro la recompensa te sabe mejor.

Y al poquito de verlos va y nos cambia la vida a todos. Y en la materia fiscal resulta que el Gobierno lo está haciendo fatal. Ha pasado casi un mes y no hay ninguna medida de calado que nos permita recoger un soplo de aire fresco en estos días en los que respirar está muy caro. En cuestión de unos días hacen unos decretos leyes y reales decretos leyes que no aportan ninguna solución. Que lo que dicen en materia tributaria es ambiguo, es torpe, inconexo, pobre, invitando a la confusión no solo de los obligados tributarios sino también de sus asesores, que desde el principio vemos la falta de claridad de lo que se está decretando. Y sale enseguida un decreto para aclarar, y otro para regular algo que dicen que no nos incluye para contar los plazos tributarios, y sale otro…uff, los hermanos Marx también enredaban, pero ellos hacían gracia y no daño. Y éstos que nos gobiernan nos están haciendo daño. Si vemos los países de nuestro entorno cómo están normando las medidas para atajar la crisis se nos cae el alma a los pies.

La desilusión hacia la clase política era generalizada y tras esta crisis sanitaria, económica y global entiendo que podremos tomar conciencia de que para ser político hay que formarse y tener sentido común, que visto lo visto, es el menos común de los sentidos para las personas que están decidiendo el curso a corto plazo de los acontecimientos. No se comprende el por qué no se ha movido la fecha de presentación del modelo 720, que no aporta recaudación al Tesoro Público. Si el espíritu de la norma es que nos quedemos en casa deberían quitarle a los ciudadanos esa preocupación, máxime con las elevadas sanciones tributarias de las que puede ir acompañada su errónea o nula declaración. Si hablamos del IVA es para ponernos de acuerdo todos, nos viene mal al conjunto de declarantes, pequeños y grandes. Ese contacto con el asesor no lo van a tener antes de la fecha fatídica, seguro que no sale el trimestre igual de bien a través de la pantalla, hay muchos matices o comentarios que no saldrán como sí ocurre entre personas, que es lo que somos, y no máquinas. Los países de nuestro entorno y los de más lejos han aplazado fechas, no entiendo por qué nuestro caso es diferente. Quedémonos en casa es una frase que parece excluir a la Agencia tributaria, los métodos telemáticos no lo son todo, antes hay que tocar papel que se nos hace muy difícil en abril.

Queda un día menos. Eso es lo que hay que pensar. Paciencia que todo llega, y mientras a buscar razones para ser feliz, que las hay.

Javi, Saleta, Paula, Carmen, Cristóbal… hay que darlo todo para que seáis unos profesionales como la copa de un pino, y si alguno quiere estudiar Ciencias Políticas, que lo haga a tope, si pasan cosas parecidas a ésta prefiero quedar en vuestras manos.

Carlos Romero Plaza

Abogado Tributarista. Socio Director de Arttax Abogados